- Cada uno de los tres lunes, se comienza en la propia casa, desde donde se sale caminando hacia la iglesia de San Nicolás de Bari, en Murcia (de ahí el nombre de «caminatas»). Para quienes vienen de otras poblaciones, la «caminata» puede comenzar desde el lugar donde lo deje el medio de transporte. El recorrido debe hacerse en silencio.
Al igual que San Nicolás quiso que permaneciese en silencio su obra de caridad.
Por otro lado, el hecho de caminar, y, en definitiva, la peregrinación, es un signo que, en la tradición cristiana, simboliza la peregrinación humana por esta vida hacia el encuentro con Dios en la patria el Cielo. Es signo de conversión, de retorno y de camino hacia Dios, con el propósito de querer ajustar la propia vida a la Voluntad de Dios. Se puede realizar, por tanto, como obra de penitencia; o también como promesa que se ofrece a Dios, rezando y pensando en la intención por la que se va a pedir a San Nicolás.
- Al llegar a la iglesia de San Nicolás, se hacen las oraciones propias de las «Caminatas» para cada uno de los tres lunes, respectivamente.
- La Confesión sacramental, la participación en la Santa Misa y la Comunión eucarística son, sin duda alguna, el medio fundamental para caminar en la Voluntad de Dios, ayudado por San Nicolás.
- En las Misas que se celebran cada lunes en la Parroquia de San Nicolás, al finalizar, se reza la «invocación» especial a San Nicolás de Bari: por todos, pero particularmente por quienes realizan las «Caminatas».
- El Sacerdote celebrante puede aplicar u ofrecer la Misa al Señor por intenciones particulares: tanto por los vivos, como por la salvación eterna de los difuntos. Quienes deseen que se aplique la Misa por su intención deben avisarlo en la Sacristía de la Parroquia.
- Al finalizar, se regresa a casa del mismo modo que se ha venido: caminando y en silencio.