El Evangelio del Domingo con el gran San Agustín, el Cardenal Newman y la «Liturgia de las Horas»

Ofrecemos el texto del Evangelio que será proclamado este Domingo 7 de febrero de 2016 en la Liturgia de la Iglesia (Domingo V del Tiempo Ordinario, Ciclo C). Posteriormente proponemos leer dos comentarios: uno del gran San Agustín y otro del Beato Cardenal Newman. Y, finalmente, animamos a todos a rezar con un hermoso Himno de la Liturgia de las Horas.

Del Evangelio según San Lucas (Lc 5,1-11)

Dejándolo todo, lo siguieron

Pesca milagrosa.3.Mosáico«En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

-“Rema mar adentro y echad las redes para pescar”.

Simón contestó:

-“Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”.

Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo:

-“Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”.

Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón:

-“No temas: desde ahora serás pescador de hombres”.

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, le siguieron».

Palabra del Señor.

Comentario de San Agustín

San Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia.

San Agustín, Obispo y Doctor de la Iglesia.

Teólogo, filósofo, maestro de retórica, uno de los grandes pensadores de la historia de la humanidad, escritor prolífico y de inusitada profundidad y rotundidad en sus argumentaciones, el gran San Agustín de Hipona (354-430), Obispo y Doctor de la Iglesia, el más grande de los Padres de la Iglesia en Occidente, es, sin duda alguna, uno de los grandes maestros para la vida de fe. De él traemos aquí un comentario muy bueno referente a este texto del Evangelio.

Venga primero el pescador

«¡Y cuán grande ha sido la bondad de Cristo! Este Pedro, que así habla, fue pescador; pero ahora recibe no pequeña gloria el orador si es capaz de comprender al pescador. Por lo cual, hablando de los primeros cristianos, decía el apóstol Pablo: Mirad, hermanos, vuestra vocación: no hay entre vosotros muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Sino que Dios escogió lo débil del mundo para confundir a lo fuerte; eligió lo necio del mundo para confundir a los sabios, y a las cosas viles y despreciables del mundo y a aquellas que no son, como si fueran, para anular a las que son (1 Co 1,26-28). Si Cristo hubiese elegido primeramente al orador, diría éste: “He sido elegido por mi elocuencia”. Si hubiese elegido a un senador, diría: “He sido elegido por el mérito de mi dignidad”. Por fin, si hubiese elegido al emperador, podría decir: “He sido elegido en atención a mi poder”. Estén tranquilos los tales y aguarden un poco; estén tranquilos, no se les rechace, no se les desprecie, pero aguarden un poco, para que no puedan gloriarse de sí mismos en sí mismos.

Dadme, dijo, a aquel pescador, a aquel ignorante, a aquel analfabeto; dadme aquel con quien no se digna hablar el senador ni cuando le compra pescado. Dadme al tal, dijo. Si le lleno, quedará claro que he sido yo quien lo ha hecho. También he de hacerlo con el senador, con el orador y con el emperador; alguna vez he de hacerlo con el senador, pero ahora es más seguro con el pescador. El senador puede gloriarse de sí mismo; también el orador y el emperador. El pescador, en cambio, no puede gloriarse sino en Cristo. Venga el pescador para enseñar la humildad que procura la salvación. Venga primero el pescador. Por medio de él será mejor atraído el emperador».

(San Agustín, Extracto del Sermón 43).

Beato John Henry Newman, Cardenal.

Beato John Henry Newman, Cardenal.

Comentario del Cardenal Newman

El Cardenal inglés Beato John Henry Newman (1801-1890) fue primeramente un Sacerdote anglicano y uno de los grandes intelectuales en Oxford. Precisamente sus estudios, entre otras razones, lo llevaron finalmente a convertirse a la Iglesia Católica. Fue creado Cardenal por el Papa León XIII. Y Beatificado por el Papa Benedicto XVI el 19 de septiembre de 2010. De él traemos aquí este segundo comentario. Ojalá todos puedan experimentar lo que aquí se dice.

Dios te llama por tu nombre…

te abraza y te sostiene

«A lo largo de nuestra vida, Cristo nos llama. Nos estaría bien tener conciencia de ello, pero somos lentos en comprender esta gran verdad: que Cristo camina a nuestro lado y, con su mano, sus ojos y su voz, nos invita a seguirlo. En cambio, nosotros ni siquiera alcanzamos a oír su llamada, que se da a entender ahora mismo. Pensamos que tuvo lugar en tiempos de los apóstoles; pero no creemos que la llamada nos ataña a nosotros, no la esperamos. No tenemos ojos para ver al Señor, muy al contrario del apóstol a quien Jesús amaba, que distinguía a Cristo cuando los demás discípulos no lo reconocían para nada.

Jesús.1No obstante, estate seguro: Dios te mira, quienquiera que seas. Dios te llama por tu nombre. Te ve y te comprende, Él, que te hizo. Todo lo que hay en ti lo conoce; todos tus sentimientos y tus pensamientos, tus inclinaciones, tus gustos, tu fuerza y tu debilidad. Te ve en los días de alegría y en los tiempos de pena. Se interesa por todas tus angustias y tus recuerdos, todos tus ímpetus y los desánimos de tu espíritu. Dios te abraza y te sostiene; te levanta o te deja descansar en el suelo. Contempla tu rostro cuando lloras y cuando ríes, en la salud y en la enfermedad. Mira tus manos y tus pies, escucha tu voz, el latido de tu corazón y hasta tu aliento. No te amas tú más que te ama Él».

(Beato Cardenal John Henry Newman, Sermones parroquiales, VIII, 2).

Himno litúrgico

Pesca milagrosa.9Finalmente, podemos orar con este hermoso poema del Jesuita y poeta español José Luís Blanco Vega, autor de bastantes de los himnos que rezamos en la Liturgia de las Horas. Éste que ponemos aquí, en concreto, se halla como «Himno» de la Hora Intermedia del martes de las semanas II y IV del Salterio, y del «Común» de la Hora Tercia. Oremos con humildad y con sencillez al Señor. Él es quien también hoy nos dice: «Rema mar adentro y echad las redes para pescar». Confiemos plenamente en Él y, como Pedro, digámosle: «por tu palabra, echaré las redes». Que con nuestra palabra, con nuestro testimonio, con nuestra vida en caridad, con nuestro compromiso y apostolado alegre y convencido…, ganemos a otros para Cristo. Pues sabemos que, al fin y al cabo, es su poder el que multiplica cualquier pequeña acción que humildemente podamos hacer. Pidámosle, sobre todo, que, cuando Él venga, nos encuentre con la mano en el “arado”, bregando con las “redes”, pescando…; que cuando Él venga nos encuentre al menos trabajando para Él…

Tu poder multiplica la eficacia del hombre

«Tu poder multiplica

la eficacia del hombre,

y crece cada día, entre sus manos,

la obra de tus manos.

Nos señalaste un trozo de la viña

y nos dijiste: “Venid y trabajad”.

Nos mostraste una mesa vacía

y nos dijiste: “Llenadla de pan”.

Nos presentaste un campo de batalla

y nos dijiste: “Construid la paz”.

Nos sacaste al desierto con el alba

y nos dijiste: “Levantad la ciudad”.

Pusiste una herramienta en nuestras manos

y nos dijiste: “Es tiempo de crear”.

Escucha a mediodía el rumor del trabajo

con que el hombre se afana en tu heredad.

Amén».

Himno litúrgico», de la Hora Intermedia del martes de las semanas II y IV del Salterio, y del «Común» de la Hora Tercia).

Pescador de hombres.1