Este mes de mayo, mes tradicionalmente dedicado a la Santísima Virgen María, en la página web de nuestra Parroquia de San Nicolás de Murcia nos propusimos realizar también nuestro humilde homenaje a la Madre del Señor y Madre nuestra.
Y quisimos hacerlo con la belleza del arte, pues el arte cristiano, entre otras cosas importantes, también es alabanza y, sobre todo, es oración. Para ello quisimos prestar nuestra voz a los poetas, y quisimos posar nuestra mirada —llena de devoción y de enorme cariño— en algunas de las bellísimas imágenes sagradas que, de la Virgen María, se encuentran en nuestra iglesia parroquial. En la historia de la literatura española abundan los escritores y poetas (y suelen ser de los mejores de entre ellos) que han dedicado parte de sus mejores escritos y poemas a la Madre de Dios. Lo mismo cabe decir de los genios en el resto de las artes (pintura, escultura, arquitectura, música, etc.).
Aquí, en tan sólo 9 «entradas», hemos dejado una selección muy pequeña y modesta de lo anteriormente afirmado. Hoy, al finalizar este hermoso mes de mayo, concluimos también este homenaje a Santa María con un hermoso poema cuyo autor es otro de los «grandes» de las letras españolas: ¡qué oración más hermosa ésta de Juan del Enzina: «Pues que tú, Reina del Cielo, tanto vales, da remedio a nuestros males»! Un extracto reducido de este poema también pasó a formar parte de la Liturgia de las Horas como himno de Laudes en el «Común de Santa María Virgen». Recemos con ella a la que es «Bendita entre todas las mujeres…»

Imagen sagrada de la «Virgen de los Dolores». Autor: Francisco Salzillo, año 1.741. Iglesia parroquial de San Nicolás de Murcia. (Pinchando en la imagen se puede ver ampliada).
Y la foto que aportamos es de la «Santísima Virgen de los Dolores», bellísima imagen sagrada de nuestra iglesia parroquial de San Nicolás de Murcia, nacida de las inigualables manos del universal escultor murciano Francisco Salzillo y Alcaraz en el año 1.741, y feligrés que lo fue de nuestra Parroquia. Esta imagen sagrada (que se puede ver mejor en la «Galería de fotos» de esta página web) sale anualmente en la magna Procesión del «Viernes de Dolores» de nuestra Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores, con la que se inauguran las procesiones de la Semana Santa murciana.
Concluimos aquí este homenaje del mes de mayo a la Virgen María, pero ni mucho menos claudicamos de nuestro compromiso de rezarle a Ella por todos los feligreses de nuestra Parroquia. A Ella, que es «vida, dulzura y esperanza nuestra», encomendamos diariamente a todas las familias de nuestra comunidad parroquial de San Nicolás de Murcia, y de modo muy particular a todos los enfermos y a los feligreses que más están sufriendo por cualquier motivo, y que más necesitan de la protección de la que es «Madre de misericordia».
Aquí el poema. Aquí la oración:
«Pues que tú, Reina del Cielo,
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que reinas con el Rey
d’aquel reino celestial,
tú, lumbre de nuestra ley,
luz de linaje humanal;
pues para quitar el mal
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, Virgen, que mereciste
ser madre de tal Señor,
tú que cuando le pariste
le pariste sin dolor;
pues con nuestro Salvador
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que del parto quedaste
tan virgen como primero,
tú, Virgen, que te empreñaste
siendo virgen por entero;
pues que con Dios verdadero
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que lo que perdió a Eva
cobraste por quien tú eres,
tú, que nos diste la nueva
de perdurables placeres;
tú, bendita en las mujeres,
si nos vales
darás fin a nuestros males.
Tú, que te dicen bendita
todas las generaciones;
tú, que estás por tal escrita
entre todas las naciones;
pues en las tribulaciones
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que tienes por oficio
consolar desconsolados;
tú, que gastas tu ejercicio
en librarnos de pecados;
tú, que guías los errados
e los vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que tenemos por fe
ser de tanta perfección,
que nunca será ni fue
otra de tu condición;
pues para la salvación
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
¿Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer?
¿Quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber?
Pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
¡Oh Madre de Dios y hombre!
¡Oh concierto de concordia!
Tú, que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que por gran humildad
fueste tan alto ensalzada,
que a par de la Trinidad
tú sola estás asentada;
y pues tú, Reina sagrada,
tanto vales,
da remedio a nuestros males.
Tú, que estabas ya criada
cuando el mundo se crió;
tú, que estabas muy guardada
para quien de ti nació;
pues por ti nos conoció,
si nos vales,
fenecerán nuestros males.
Tú, que eres flor de las flores;
tú, que del Cielo eres puerta;
tú, que eres olor de olores;
tú, que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio en nuestros males.
Amén».
(Juan del Enzina, siglos XV-XVI).